Una de las principales desventajas de tener sobrepeso es la manera como esto afectó mi autestima. Mi apariencia personal era un desastre, no podía consegir ropa bonita de mi talla, me apretaban las mangas en los brazos y se me rompían los pantalones a causa del roce de mis muslos, igualmente no conseguía zapatos porque todos me apretaban por lo hinchados que estaban mis pies y siempre andaba en chancletas. Simplemente no iba de compras por la frustración de no consegir absolutamente nada que me quedara bien y me hiciera sentir bonita. Por causa de todo esto siempre andaba con la misma ropa, muy desaliñada y sin ánimos de mejorar mi apariencia personal. La comida se convirtió en un refugio para mí, comía sin parar. Desayunaba pizza y refrescos, de hecho una vez llegué a ordenar en un restaurante de comida rápida dos hamburguesas dobles con papas y refresco extra grandes y adicionalmente unos nuggets. Era un círculo vicioso: mientras más comía más insegura de mi misma me sentía y mi amor propio estaba por el suelo.
No sabía ni siquiera que existía una enfermedad que se llamaba obesidad mórbida, hasta que en un chequeo de rutina, mi internista me mandó a hacer unos examenes debido a mi presión alta. Al momento de retirar los resultados en el laboratorio pretendían cobrarme 700 dólares, fue entonces cuando, asombrada, llamé al seguro para preguntar el por qué de esa factura tan costosa y ellos me dijeron que no podían cubrir mis examenes porque el diagnóstico que había dado el médico era obesidad mórbida. Inmeditamente le respondí a la persona del seguro que esto debía ser un error, que yo no padecía de eso. Al día siguiente me fui hasta al consultorio del médico a exigir una explicación y uno de los enfermeros me dejó fría cuando me dijo que efectivamente yo padecía de esa efermedad. Yo estaba impactada y para rematar el muy insensible me dijo: "no entiendo por qué te asustas si casi todo el mundo sufre de eso".
Aguantando las lagrimas con un nudo en la garganta, me fui a mi casa donde no pude más y reventé a llorar durante días, no podía creer todo el daño que me causaba esta situación, estaba en shock de que esto me estuviera sucediendo a mí. Es decir, yo sabía que tenía sobrepeso y que sufría de la presión alta, pero nunca me imaginé que tenía algo tan grave como obesidad mórbida y que podía estar en riesgo mi salud e inclusive esto podría afectar mi presupuesto al aumentar mi pago por seguro médico.
Gracias a este fuerte golpe decidí tomar las riendas de mi vida y poner fin a toda esta pesadilla. Ya estaba harta de perder el aliento si caminaba unas cuantas cuadras, de padecer adormecimiento en mis manos y piernas y lo peor para una mujer!!! no poder comprar la ropa que me gustaba, sentirme sexy y femenina. Me dije a mi misma: ya no más!. Fue en ese momento cuando recordé haber visto a Alejandro Chabán en un segmento del programa Despierta Ámerica hablando de la dieta emocional, fui a google y encontré su página web y su página de facebook y comencé a interesarme por sus consejos sobre nutrición y vida saludabe. Inmediatamente inicié el plan de dieta Yes You Can! y mi vida cambió para siempre. Alejandro Chabán fue como un ángel de la guarda para mí, deposité toda mi confianza en su producto y fue mi salvación.
Después de un tiempo y muchísimo esfuerzo, hoy puedo decir que logré mi objetivo. Gracias a Alejandro Chabán y su YesYouCanDietPlan lo que un día pense que era imposible se convirtió en una realidad, pude perder 81 libras y lo mejor es que lo hice de una manera natural, ya que este plan es 100% natural. Hoy me siento plena y feliz, soy una nueva mujer. Como saludablemente, puedo caminar sin fatigarme, correr y hacer ejercicios, además mi presión alta ya está normalizada, es decir, mi estilo de vida dio un giro de 180 grados.
No sabía ni siquiera que existía una enfermedad que se llamaba obesidad mórbida, hasta que en un chequeo de rutina, mi internista me mandó a hacer unos examenes debido a mi presión alta. Al momento de retirar los resultados en el laboratorio pretendían cobrarme 700 dólares, fue entonces cuando, asombrada, llamé al seguro para preguntar el por qué de esa factura tan costosa y ellos me dijeron que no podían cubrir mis examenes porque el diagnóstico que había dado el médico era obesidad mórbida. Inmeditamente le respondí a la persona del seguro que esto debía ser un error, que yo no padecía de eso. Al día siguiente me fui hasta al consultorio del médico a exigir una explicación y uno de los enfermeros me dejó fría cuando me dijo que efectivamente yo padecía de esa efermedad. Yo estaba impactada y para rematar el muy insensible me dijo: "no entiendo por qué te asustas si casi todo el mundo sufre de eso".
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